ABDOMINOPLASTIA
Una abdominoplastia, también conocida como dermolipectomía abdominal, es un procedimiento quirúrgico que elimina el exceso de piel y grasa de la región abdominal media e inferior, y tensa la musculatura abdominal.
De esta forma se puede eliminar el aspecto de abdomen abombado.
Un abdominoplastia podrá mejorar tu apariencia y autoestima, pero no necesariamente conseguirás un aspecto «ideal» o cambiará la apreciación que los demás tengan de ti. Los mejores candidatos para una abdominoplastia son aquellas personas que estando cercanas a su peso ideal, presentan acúmulos de grasa en el abdomen junto a piel flácida y que no desaparecen con dieta o ejercicio.
Está indicada tanto en hombres como en mujeres aunque es particularmente útil en las mujeres que, a causa de embarazos, tienen un estiramiento o dilatación irreversible de la piel y la musculatura del abdomen. También es útil en grandes pérdidas de peso corporal que no han ido acompañadas de la adecuada adaptación de la piel, y ésta, por tanto, se ha descolgado.
La intervención
tras los embarazos
Aquellas mujeres con intención de tener más embarazos, deberían posponer este tipo de cirugía, puesto que un nuevo embarazo volvería a dilatar la piel y la musculatura. Ten presente que este procedimiento no tiene porqué proporcionar mejores relaciones con los demás o una silueta «perfecta».
INFORMACIÓN DE INTERÉS
Las consultas preoperatorias son muy importantes ya que en ellas se evalúa la cantidad de grasa y piel sobrantes, la elasticidad de la piel y por tanto la longitud y forma de las incisiones. En determinados casos en los que la flacidez está por debajo del ombligo, la incisión puede ser tan corta como la que se realiza en las cesáreas. En otras ocasiones esta incisión irá de cadera a cadera pasando por encima del pubis y alrededor del ombligo.
Existen situaciones intermedias en las que se puede combinar con liposucción y por tanto acortar la cicatriz.
La operación clásica dura aproximadamente de dos a tres horas, se realiza bajo anestesia general, epidural o local, y necesita una o dos noches de ingreso en el hospital. El exceso de piel y grasa se elimina, y se tensa la musculatura abdominal realizando como un «corsé». La piel del abdomen se tensa de nuevo para cerrar la herida inferior.
Por último se saca el ombligo a la superficie de la piel abdominal mediante una pequeña incisión. Terminada la operación se dejan unos tubos de drenaje y se coloca un vendaje compresivo o una faja. En los procedimientos limitados, conocidos como miniabdominoplastia, la operación se simplifica. La incisión es más corta (similar a la de una cesárea), el ombligo no cambia de lugar, o lo hace sin cicatriz añadida, y la operación no tiene por qué hacerse con anestesia general por lo que el paciente, en ocasiones no tiene ingresar.
Durante unos cuantos días tendrás una sensación de tirantez en el abdomen y deberás caminar con ciudado sin estiramientos. Estas molestias pueden ser o no dolorosas, pero habitualmente ceden con la medicación y no deben impedir que te muevas y camines libremente aunque con ayuda. Un ejercicio suave después de la operación mejora la desinflamación y acorta el periodo de recuperación. Lo más corriente es que puedas realizar una vida normal, incluyendo ir a trabajar, en unos diez a catorce días.
Posteriormente la piel abdominal continuará desinflamándose y mejorando de aspecto lentamente; este periodo puede durar de cuatro a seis meses. Las suturas se retirarán entre los diez y los veintiún días, pero la cicatriz no estará del todo normal hasta que no hayan pasado un mínimo de seis meses. Ten en cuenta que con una abdominoplastia se consiguen resultados muy duraderos siempre y cuando mantengas una alimentación y una actividad controladas. Si piensas quedarte embarazada deberás posponer la cirugía.
La abdominoplastia está considerada como una intervención quirúrgica segura y con un índice muy bajo de complicaciones. No obstante debes saber que no está exenta de los riesgos inherentes a cualquier intervención quirúrgica y de complicaciones propias de esta cirgía estética. La infección de las heridas o el sangrado excesivo son complicaciones raras que ocurren en menos del 1% de los pacientes. El sangrado excesivo o la presencia de grandes hematomas ocurren generalmente en casos en los que el paciente toma o ha tomado determinados tipos de medicamentos antes de la operación (como aspirina).
Más infrecuente aún es la aparición de embolismos grasos o trombo embolismos (es decir, la presencia de fragmentos de grasa o coágulos de sangre dentro del torrente sanguíneo), alteraciones del color de la piel o la alteración permanente de la sensibilidad en el abdomen.
También es infrecuente la presencia de seromas (acúmulos de suero bajo la piel) que habitualmente se tratan con facilidad sin dejar secuelas.
Si fumas, es muy aconsejable que reduzcas drásticamente la cantidad de cigarrillos o que incluso dejes de fumar. El tabaco contribuye a una mala cicatrización y circulación sanguínea, aumentando la posibilidad de complicaciones (como la pérdida de piel en los bordes de la herida).
El resto de complicaciones, incluyendo las derivadas de la administración de anestésicos, son las comunes a la práctica de otras intervenciones quirúrgicas.