El aumento de mamas o mamoplastia es una de las cirugías más demandadas. Someterse a esta intervención suscita muchas dudas y aquí te vamos a resolver algunas de ellas.
En la actualidad la única forma predecible para el éxito de una cirugía de aumento de mama es el uso de implantes o prótesis, porque pueden aportar un volumen suficiente de manera duradera y segura, ya que es el dispositivo médico al que más controles está sometido. El aumento con grasa propia solo proporciona un incremento muy moderado, aunque es una opción a tener en cuenta siempre que haya zonas de donde extraer grasa.
La mejor fuente para informarte es tu cirujano porque es un médico especialista formado específicamente para ello, tiene toda la experiencia y conoce todos los detalles sobre la intervención y sobre tu historial clínico para personalizar la cirugía. Es aconsejable que no te dejes llevar por la opinión de otras pacientes que hablan de su experiencia personal y única, pero no pueden opinar basándose en criterios médicos.
Lo ideal es aspirar a tener una mama natural, pero es un concepto que varía de unas personas a otras. Lo que sí está claro es que los cirujanos aconsejamos una mama que reúna unos criterios básicos como armonía con la fisonomía, dimensiones anatómicas definidas con criterios artísticos comúnmente aceptados y el empleo de prótesis que consigan un aspecto de la mayor naturalidad posible con relleno moderado en el polo superior.
La recuperación es muy importante para el éxito de esta intervención. Es una cirugía que conlleva unas molestias que pueden tener distintos niveles dependiendo de cada paciente y que se soportan bien con la medicación. Es esencial seguir todas las recomendaciones del cirujano plástico y saber que, como mínimo, la actividad sera limitada al menos durante los cuatro primeros días tras la intervención y tendrán que transcurrir al menos dos semanas para desarrollar una actividad más exigente.
La mamoplastia es una intervención quirúrgica y siempre hay riesgos aunque estos sean mínimos que todos los pacientes deben conocer. Si usamos volúmenes demasiado grandes la sensación puede no ser agradable y el efecto de presión sobre el tejido mamario puede producir cambios y la pérdida de parte de este tejido con el paso del tiempo. Al tratarse de un cuerpo extraño se forma una cápsula que protege el implante, lo va a sujetar y es bueno que se produzca, el problema está cuando esa cápsula no es normal, bien porque pueda apretarlo y desplazarlo o bien, porque no sea suficiente para sujetarlo. Esta reacción es muy rara y tiene solución si se detecta a tiempo.
Precisamente para dar respuesta a cualquier dificultad que pueda presentarse, las personas con implantes han de realizarse controles periódicos para valorar el estado, comprobar que todo sigue bien y saber cuándo cambiarlos. Lo recomendable es una revisión cada dos años los 10 primeros años y, a partir de ahí, cada año. Estas exploraciones además de conocer el estado de las prótesis son muy útiles para revisar la glándula mamaria como diagnóstico precoz de cualquier otra enfermedad.
Confía siempre en tu cirujano plástico