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Un excesivo volumen de pecho impide a muchas mujeres realizar actividades de la vida diaria, practicar deportes o vestir como quieran. Además de generar complejos, el exceso de peso puede traspasar los límites y dejar de ser una mera cuestión estética para causar molestias físicas como dolor de espalda y de cuello, irritaciones en la piel debajo de la mama y problemas respiratorios.
La solución para tener unos pechos más pequeños y proporcionados es la mamoplastia de reducción, “una de las intervenciones que más se realizan en la actualidad, generalmente para aliviar un problema físico, más que por motivos puramente estéticos”, así lo explica Jaime Antonio García Pérez Jaime Antonio García Pérez, médico especialista en cirugía plástica reparadora y estética.
Una cuestión de salud
La reducción de mamas o mamoplastia de reducción es un procedimiento quirúrgico que disminuye el tamaño de las mamas mediante la extirpación de grasa, tejido mamario y piel, haciéndolas más pequeñas, ligeras y firmes. Además la intervención puede servir para reducir el tamaño de la areola.
A la hora de saber cuándo es el mejor momento para realizar una reducción de mama el experto en cirugía plástica reparadora y estética reconoce que “en la mayoría de los casos se espera hasta que la mama se haya desarrollado completamente, aunque puede realizarse antes si los problemas físicos que ocasiona son muy importantes”.
Además este procedimiento no está recomendado en mujeres que pretendan dar el pecho tras el embarazo ni en personas que están perdiendo mucho peso. En ambos casos es aconsejable llevar a cabo la intervención después de tener hijos y cuando se ha concluido el adelgazamiento.
El mejor asesor, un médico especialista
Por todos estas razones aquellas mujeres que estén planteándose una reducción de mama lo primero que han de hacer es visitar al médico especialista quien además de un examen minucioso, escuchará las pretensiones de la paciente para explicar qué intervención y qué técnica empleará ya que “cada caso es diferente”, reconoce el doctor García Pérez.
“Las expectativas de cada persona son también diversas y es totalmente esencial que sepa cuál va a ser el resultado final”, dice el cirujano. Tanto es así que la consulta previa es una de las partes más importantes cuando se aborda una cirugía de estas características.
En cuanto a la técnica, hay diferentes procedimientos para los distintos tipos de mama, por ello será el cirujano el que, tras realizar un examen, indique qué técnica se empleará y en qué localización aproximada quedarán las cicatrices.
En muchos casos, particularmente cuando la elasticidad de la piel es buena, la reducción va a ser pequeña o el pecho está poco caído, las cicatrices pasan más desapercibidas. Si la reducción que se realiza es grande la cicatriz suele ser en forma de “T” invertida.
La recuperación
Por lo general después de la mamoplastia la paciente deberá estar ingresada durante 24 horas, con vendajes y drenajes. La intervención se realiza bajo anestesia general, y el cirujano extirpa la piel, la glándula y la grasa excesiva, sitúa el pezón en su localización correcta y luego remodela la mama remanente.
Después de la operación se coloca un sujetador-vendaje que se cambiará a las 24-48 horas, periodo que la paciente estará hospitalizada. Se recomienda no volver al trabajo hasta una semana después.
Seguir las recomendaciones del cirujano plástico facilita una recuperación adecuada, más rápida y que las cicatrices desaparezcan de la manera apropiada.